jueves, 2 de febrero de 2012

CINCO CENTÍMETROS DE TACÓN QUE MARCAN LA DIFERENCIA

Llevar tacones empieza por cambiar la biomecánica de la marcha, es decir, se camina de forma distinta (la posición de la espalda tira un poco hacia adelante) y, después, con el tiempo, se producen modificaciones estructurales, sobre todo a nivel del tobillo, aunque también repercute en las rodillas, la cadera y la columna vertebral.

Este tipo de calzado eleva el talón y transmite todo el peso sobre la parte delantera del pie (los huesos metatarsianos). Esta es precisamente la principal causa por la que la mayoría de las mujeres que usan tacones altos presentan callosidades en dicha zona. Además, se observan "modificaciones en los tejidos blandos, los huesos soportan más peso y, por tanto, se forma engrosamiento e inflamaciones; también promueven o aceleran la progresión de los popularmente conocidos como juanetes".

Lo ideal para un zapato de uso diario es que el tacón no supere los 2-3 centímetros, que tenga una plantilla blandita y una horma adecuada que no apriete y sea cómoda.